Libro

PASAJERA EN TRÁNSITO : RUTH RODRÍGUEZ

Búsqueda de una llave para una puerta que no existe.

Hace más de una década, apareció en mí, el concepto de pasajera, algo así como The Passenger, de Iggy Pop, pero no festiva, sino ansiosa. En esos años inicié la gestión de proyectos colectivos e internacionales y de ahí brotaron algunos intercambios que hicieron posible comenzar a viajar de manera austera, pero libre.

Hay modos de viajar y modos de regresar, o buscar un mejor futuro, como ese niño de 11 años que esperaba solo en la Casa Belén Posada del Migrante en Saltillo, donde tuve la oportunidad de ser voluntaria y sentir ese dolor, esa urgencia. Es algo que nunca podré olvidar.

Viajar crea intercambios y reciprocidades, para renacer o morir simbólicamente. He recorrido calles que nunca imaginé, he tenido miedo, inconvenientes, he tenido que ser auxiliada. Por ello y más, para mí, el viaje es una experiencia física, filosófica, psicológica y estética.

¿Qué busca mi ojo/consciencia?, dijo Giséle Freund, la fotografía documental no debe ser bella, sino real. Mi fotografía es real. No soy turista, soy pasajera, con un deseo de encontrar una llave, como dice Julio Cortázar. Encontrar secretos de un secreto que entre más nos dicen, menos nos cuentan, como decía Diane Arbus, o como dijo Susan Sontag, las fotografías no solo evidencian lo que hay allí, sino lo que el individuo ve, son una evaluación del mundo.

En estas imágenes deseo mostrar diferentes contextos y mis intereses fotográficos que se basan en la condición humana, las injusticias sociales, la discriminación, el abuso de poder, entre otros. Vivencias que parten a múltiples temas y anécdotas que nos unen en cualquier latitud del mundo. Una calle en Harlem, en La Habana, en Medellín, un callejón en Lisboa o Valparaíso. Un viajero en el metro de Madrid, en Bogotá o en Ciudad de México. Escenas distantes, pero con gran similitud.

Capítulos seccionados, contradictorios, interrogantes; pero finalmente, reflexiones y certezas. Es mi testimonio de experiencias que cruzan identidades en la constitución de la (mi) mismidad y (mi) alteridad, es una metáfora sobre la búsqueda continua en el vivir a través/en/para el arte. Exploraciones que muestran quién soy, escenas que me reinventan ante un espejo que es el otro. Vagabunda ansiosa de estímulos, fenómenos en el tiempo y la diversidad. Pasajera en tránsito no termina, sino que me da más respuestas y sobre todo preguntas, por ello, soy, seré, Pasajera en tránsito.

Ruth Rodríguez

Un ansia de futuro

El humano es un ser que viaja. Quien lo dijo, acaso con sorna, seriedad filosófica o regocijo, acertó para siempre; toda vida humana es una Odisea y toda muerte una Ítaca.

Las expectativas y el deseo de sorpresa no dejan espacio más allá del posible encuentro, el viaje es un ansia de futuro y solo el que carga el costal sabe lo que trae adentro. En el tránsito se olvida una pluma aquí, se regalan dos hojas del diario de vida allá y tres o cuatro llantos acullá caen a la fosa del olvido. Con suerte se echan al costal dos flores, tres sonrisas y algún amor caminero.

De pronto la saeta entra al centro y en algún recodo del camino, el azar hace su magia cuando la inútil nostalgia nos jala al origen y el goce se ofrece para una graciosa salida. Llegamos a preguntarnos de qué huimos; y sin saber por qué, si nos hemos cansado lo suficiente, empezamos a vaciar el costal hasta llegar a las grandes piedras que se niegan a salir, que nos raspan las manos y nos hacen ver esa ilusión que es la conciencia, nos obligan a la reconstrucción, nos enseñan con dolor lo que nos es esencial vayamos a donde vayamos, así sea en la silla de ruedas o tras las rejas o en la cama donde el redundante pez del inconsciente nos hace ver el monstruo que viaja con nosotros.

Este libro, sin ser un final de viaje, es un regreso a Ítaca sin Penélope, un respiro en el vaciamiento del costal, el andén de una estación de trenes sin horario, algunas piedras que se dejan para enseñar que no olvidamos, que el mundo es este y no la virtualidad de la belleza inútil, una banca desvencijada para la esperanza de aligerar la carga sin dejar la piedra…

Eso es lo que nos ofrece Ruth, el enigma que acaeció y dio forma a su barca; al hacer de cada uno de esos momentos un evento mediante imágenes nos expone a una experiencia ética radical; nos sitúa en el frente de guerra que es encontrar la utilidad de lo que parece más inútil y nos invita a confrontar el dolor de hacer algo más que querer.

Parafraseando de memoria a un sabio, Ruth nos enseña que la extraña satisfacción que habita en el síntoma puede parecernos inútil, pero sin duda encierra algo que, una vez descifrado, se nos muestra como muy útil para poder viajar mejor.

Roberto Maldonado Espejo

Disponible en venta, escríbeme a contacto@colectivoespaciocomun.com

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